Como todo en la vida, tiene un principio, una razón de ser, un porqué. Hoy, dándole vueltas a lo más oscuro de mi código fuente, me he hecho estas preguntas ¿Por qué he decidido domotizarme? ¿Hasta dónde quiero llegar? ¿Existen en el mercado productos que cubrirán mis necesidades? Todas estas preguntas y muchas más se repiten en mi una y otra vez. En este articulo, en el que os invito a participar activamente, trataré de contaros cuáles han sido las respuestas a todas ellas.
Empecemos por el principio ¿Por qué?
Sería por el mes de septiembre aproximadamente, tras las reincorporaciones de las gentes a sus puestos de trabajo, las vueltas de los vecinos al hogar, la vuelta al contacto cotidiano con aquello que te rodea, que conversando con varios vecinos acució el tema de que desde primavera y sobre todo en verano, no fueron pocas las casas que habían sido visitadas por los amigos de lo ajeno. Las “visitas”, se localizaban en aquellas moradas que estaban localizadas en el perímetro de la urbe. Yo que hasta entonces me sentía tranquilo y confiado de que vivía en un entorno tranquilo, empecé a preocuparme por la seguridad de lo mío.
No es el hecho en sí de que te roben, es la inseguridad que te queda tras la violación de tu hogar, tu morada, tu lugar de paz y descanso, que te das cuenta de que en este mundo despiadado en que vivimos y donde los gobiernos poco o nada solucionan, eres tú el que debes proteger lo que es tuyo, o al menos intentar ser lo suficientemente poco interesante para que los cacos no se fijen en ti.
Entonces empecé a buscar y buscar y buscar por internet sistemas de alarmas caseros. Allí fue, que en un blog de un vecino francés, hallé un pequeño artículo sobre un plugin llamado “Alarme” que era parte de un software de control dómotico llamado Jeedom y que además resultaba ser de código abierto. ¡EUREKA! Exclamé.
Así que allí llegué, a un foro en un idioma extraño que no domino mucho y que no es habitual en el mundo de la informática. La adaptación ha sido y sigue siendo dura pero los resultados, algo más de dos años después, se puede decir que son más que satisfactorios.
¿Hasta dónde quiero llegar?
Esta pregunta es bastante sencilla, pero… inalcanzable en estos momentos ya sea por limitaciones de la propia tecnología o por precio. Como apasionado amante de la SCI-FI, me encantaría poder llegar a mi casa y tener una IA completamente funcional con la que poder tener una interacción totalmente independiente, sin que haya detrás una programación previa que prevea todas mis posibles conversaciones, como ahora es mi caso, para que cuando lleguen las visitas alucinen pepinillos creyendo que tengo una especie de Jarbis en casa.
Pero en mi caso más bien me inspiré en “MADRE” la super computadora de Alien el octavo pasajero. Una “IA” terca y complaciente que una vez iniciada la autodestrucción de la Nostromo no atiende a razones, por lo que cuando no me hace caso, tal y como hiciera la propia Ripley y enfundándome en su papel, tenga que ir a las tripas de mi propia nave a bajar manualmente los caóticos seguros de autodestrucción.
Pero volvamos al mundo real, aquel que nos da bien fuerte en la cara cuando de trasladar nuestras fantasías a la realidad se trata, básicamente dentro de la domótica doméstica y en este orden, mis principales metas son la seguridad del hogar, confort, luces, multimedia…
¿Cubre el mercado mis necesidades?
Bien, teniendo en cuenta mi contestación a la pregunta anterior y basándome en el mundo doméstico, está claro que no, el mercado no cubre mis necesidades, una parte sí, pero no todo aquello que me gustaría y como me gustaría.
No obstante, el mundo de la IOT (que no domótica) está en una fase de crecimiento exponencial, digamos que está recién nacido, todas las empresas quieren su trocito de pastel, cada vez son más las marcas que ofrecen nuevos productos, nuevas funcionalidades, start-ups que apuestan por cacharros con mejor o peor acierto. Pero necesito más, no me basta con poder encender la luz o cambiar de color (que eso está bien chulo), quiero más integración, quiero más posibilidades, y sobre todo quiero que sea sencillo para todos.
Esto es una guerra que no ha hecho más que empezar, como pasara antaño con el sistema BETA, VHS o 2000. Al final no ganará el mejor, sino aquel o aquellos que mejor sepan venderse. Esperemos que en el mundo de la IOT no cometamos los mismos errores, usemos la cabeza y apoyemos los proyectos que tienen sentido y no solo por el simple hecho de gustar más o menos una marca.
Lo que si os puedo adelantar sin temor a equivocarme, es que vamos a ser y ya somos, las cobayas de este intrínseco y apasionante mundo de la domótica doméstica y todo lo relacionado con la IOT en el hogar, porque recordad, el concepto de IOT no solo está enfocado al mercado del usuario final, hay un gran movimiento en la industria para aplicar soluciones IOT en las empresas, incluso aunque no lo creamos, desde hace años en el mundo de la agricultura.
Me he reído mucho con las analogías 😉
Me ha pasado lo mismo que a ti y a mucha gente: me he acercado a la domótica, inicialmente, con un objetivo claro: la seguridad. Lo que no sabia en aquel entonces, es que en domótica el concepto de seguridad es mucho más amplio, eficiente y útil que lo que entendemos por “alarma”. La domótica no solo te permite tener un sistema que suene o avise al vecino si entran en tu casa cuando no estás, te ofrece un montón de herramientas para que no se atrevan a entrar, dando vida a tu hogar en tu ausencia: simulación de presencia, generación de ruidos, apertura y cierre de persianas de forma aleatoria… Todo eso es mucho más eficiente que un simple sistema de alarma porque si entran, ya has perdido la batalla.
Y seguridad en domótica es también proteger a tu familia cuando está en casa y saber si van a entrar antes de que lo hagan.
Pero cuando superas el tema de la seguridad, descubres que la domótica es mucho más que todo eso y por supuesto mucho más que poder dar una luz a distancia. Y cuando descubres eso, no tiene fin y se vuelve algo adictivo que no tiene otra limitación que tu propia imaginación.
Para mi la domótica empezó así y ahora es mi campo creativo, un campo que no tiene fin, que está cambiando constantemente, adaptándose a las circunstancias, a las tecnologías que van saliendo. Sin exagerar, de alguna manera es un modo de vida.
no podría estar más de acuerdo con todos tus comentarios, esto tiene inyectado en el fondo de su ser algún tipo de sustancia adictiva, como lo es la nicotina para los fumadores, que hace que te vuelvas loco y no quieras más que probar y probar nuevas chucherías.